El amor a veces no es para siempre.

Magdalena prendió el foco de su pieza y se dio cuenta de que sentado en su sillón vintage recién tapizado se encontraba sentado Zirius con un puro a medio acabar entre sus dedos.
-Por favor olvidame, esto fue lo peor que ha pasado en mi vida y las consecuencias han sido fatales.- Expreso Magdalena con tono quebradizo, mientras paseaba por la abitación.
-Es que yo se que podremos ser felices, si tan solo tu lo desearas. Yo te amo, y jamas dejare de hacerlo.
Por favor, te ruego que me des una segunda oportunidad; Es lo único que pido.- Menciono Zirius rogando.
En ése entonces Zirius empezó a recordar momentos que vivió con Magdalena; Entonces recordó el pacto que hicieron 4 años atrás, en el que se juraron amor eterno, y si por algún motivo el amor terminaba ambos terminarían con sus vidas.
Magdalena suspiró profundamente y lo invito a salir de su casa amablemente, ya que ella no cambiaría de parecer.
Antes de salir Zirius le pidió un beso, Magdalena le dio uno de despedida en la mejilla derecha; Pero cuando Zirius giro un poco, éste beso se convirtió e un apasionado beso de varios segundos a la fuerza.
Magdalena logró desprenderse de sus resecos labios después de intentarlo durante varios segundos.
-¡¿Que demonios te sucede?! -Grito magdalena hacía Zirius mostrando enojo.
Antes de que ocurriera cualquier cosa, Zirius tomó un cuchillo de el antecomedor que se encontraba rozándole la lujosa chaqueta de piel y sin problema aparente, esta trazo el cuello de Magdalena, antes de susurrarle al oído "Esto va por nuestro amor".
Segundos después de la trágica muerte de Magdalena, Zirius tomó el mismo cuchillo que utilizo para llevar a cabo la muerte de su amada y lo clavó profundamente en su pecho, perforando la vena cava inferior.

                                             Las promesas en vano son en contra del amor.